Al-Khelaifi habla y deja ronchas

Unas horas después de las últimas declaraciones del presidente del PSG, Nasser Al-Khelaifi, sus palabras aún retumban en las oficinas de algunos directivos, ponen a pensar a algunos jugadores de la plantilla del club parisino y dejan muchas dudas sobre el accionar de una entidad que parece estar por encima del bien y el mal.

Al-Khelaifi, como no podía ser de otra forma, habló a la prensa española, para responder, en específico a dos personas: al presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y al titular de La Liga, Javier Tebas, los cuales, de una forma u otra, le lanzaron dardos o lo acusaron en las últimas fechas.

El mandamás del PSG se refirió, entre otros temas, a todo lo relacionado con la renovación de Kylian Mbappé. Llenó de alabanzas al jugador y a su familia, dijo que los conocía desde hacía cinco años y sabía de su compromiso con el club, la ciudad y con Francia.

Enfatizó en que el jugador decidió continuar en el PSG por amor a la institución y desmintió las versiones de que lo hizo por dinero, porque, según sus palabras, el Real Madrid le ofreció muchos más. Sin embargo, sus declaraciones son poco menos que creíbles, porque cómo se explica entonces que el jugador rechazara, una tras otra, sus propuestas de renovación.

Al-Khelaifi esconde cosas, o quiere esconderlas. Y se muestra arrogante y demasiado altanero como presidente de una entidad que, a fin de cuentas, tiene que regirse por las normas de la Unión Europea, aunque tenga el respaldo de los petrodólares de Qatar.

Al referirse a la Superliga, un proyecto medio fallido de torneo que tiene como promotores al Real Madrid, el Barcelona y la Juventus de Turín, dijo que no entiende como un equipo -el Madrid- gana una competición y la celebra por semanas, a pesar de no querer jugarla, en declaraciones que corresponderían más al titular de la UEFA que al mandamás de un club, por muy presidente de la Asociación Europea de Clubes (ECA) que sea.

Al mismo tiempo, se preguntó que quién era Javier Tebas, cuando lo interrogaron sobre las imputaciones en Francia y Europa sobre el accionar del club que dirige, y dejó claro que al PSG nadie puede decirle lo que tiene que hacer, ni fiscalizarlo, que en Parí saben muy bien cómo se hacen las cosas.

También negó contactos con Zinedine Zidane como posible entrenador, cuando todos los medios relacionados con el fútbol, incluyendo los más cercanos al PSG, hablaron durante días de las negociaciones entre el club y el entrenador, que finalmente y a través de uno de sus colaboradores más cercanos, advirtió que esperaría para entrenar a la selección francesa, su gran sueño desde que decidió sentarse al frente de un banquillo.

Asimismo, fue altanero cuando dejó claro que en el PSG manda él en calidad de presidente, y que ningún jugador puede hacerlo, en referencia a una pregunta sobre los poderes con los cuales contará Mbappé luego de su renovación, y que ya quedaron de manifiesto con la salida del brasileño Leonardo como directos deportivo, y la casi segura del argentino Mauricio Pochettino como técnico.

Por otra parte, se olvidó del accionar de su club en el pasado, cuando no dejó salir a algunos jugadores que pidieron irse, como el propio Mbappé el año anterior, Adrien Rabiot, quien pasó seis meses en la grada porque nunca le abrieron la puerta para jugar en otro equipo, o el italiano Marco Verratti.

Ahora quiere Al-Khelaifi que algunos 'cabezones' como Neymar Junior, a quien convirtieron en el jugador con el salario más alto del mundo en su momento y por el cual pagaron la suma más alta, rompa su contrato y se vaya, lo mismo que el argentino Mauro Icardi, o el defensor español Sergio Ramos.

Querrá el todopoderoso presidente que estos tres y alguno más renuncien a sus salarios fastuosos solo para complacer al presidente Al-Khelaifi, al emir de Qatar o a quien se le ocurra, y seguro que olvida que hay un contrato firmado, y que cada uno de ellos apelará al mismo para cobrar lo que se le debe hasta el último día establecido.

El PSG navega en un mundo de perdidas, porque es imposible ingresar lo que gasta, pero está por encima del ecosistema del fútbol europeo, y hace y deshace a su manera, aunque solo sea para ganar alguna vez la Liga de Campeones, algo que le ha sido esquivo durante una década, al sucumbir, una y otra vez, ante los equipos históricos.

Una sola vez llegó a la final de la competición continental y la perdió, y eso escuece al representante de Qatar, que intenta vender la imagen de hombre tranquilo, pausado, de puertas para afuera, pero para adentro demostró todo lo contrario en el Santiago Bernabéu, al atacar a un trabajador del estadio y a los árbitros tras la eliminación de su equipo en la última Champions.

En aquella ocasión estuvo acompañado de Leonardo, a quien despidió poco después y que ahora pagará, según la UEFA, un partido de castigo por su actuar irresponsable. En tanto, los seguidores del fútbol se preguntan porqué a uno sí y al todopoderoso presidente de la ECA no.

Tebas, a quien minimizó a pesar de que una acusación suya lo llevará ante los tribunales, dijo que "lo de Al-Khelaifi es otro nivel. Nos toma a todos por tontos (ni él se cree sus mentiras) y se presenta en (el diario español) MARCA a dar lecciones con soberbia y arrogancia de 'nuevo rico'. Las normas no existen para el PSG. Seguiremos luchando por un fútbol sostenible y sin trampas", dijo.

Sin embargo, las palabras del presidente de La Liga, como ya sucedió en una ocasión, no alterarán en lo más mínimo el accionar del PSG, que seguirá fichando a talonario lleno, imponiendo sus reglas en el fútbol europeo y haciendo daño a un ecosistema que puede terminar por hundir al más universal en el llamado viejo continente.

El fútbol, creo, necesita de clubes grandes, de la ambición de sus dirigentes por hacer historia, pero hay ciertas posiciones que son insostenibles y si esas posturas cuentan con el respaldo de los rectores, mal van las cosas entonces.