El Real Madrid va al Ramón Sánchez Pizjuán a medirse al Sevilla Fútbol Club, y lo hará como el hombre que va a encontrarse con su expareja, la que estará de la mano de otro, al que tiene que darle la mano irremediablemente, y aunque sabe que no hay vuelta atrás en su relación, le queda el consuelo de que a su lado vivió los mejores años de su vida. Eso, al menos, reconforta.
Es así. Si no hay un cambio imprevisto en la situación, el equipo blanco se topará en el campo con unas de esas grandes estrellas que defendió los colores del club en los últimos 20 años, Sergio Ramos, quien ha vuelto a donde se formó como jugador y de donde dio el salto al Santiago Bernabeu para ganar cuatro Champions y convertirse en campeón de Europa y del mundo con la selección española.
Será un partido difícil para los jóvenes del Real Madrid -léase Rodrigo, Vinicius, Valverde- que tendrán en contra al capitán al que admiraron siempre, el que les dio los mejores consejos y los incitó a mejorar, el que los impulsó a crecerse, porque para un jugador del club todo el posible, y no se puede dejar de creer nunca, como no lo hizo él en aquella final de Lisboa ante el Atlético de Madrid.
¿QUIÉN PERDIÓ MÁS, RAMOS O EL MADRID?
Sergio Ramos y el Real Madrid separaron sus caminos en el veranos de 2021, luego de que Florentino Pérez le dijera a su capitán que la oferta de renovación que le había hecho, por un año, había expirado, tras esperar varios meses el mandatario que el entonces dueño del brazalete de capitán, aceptara su oferta. Fue un momento duro, para todos, pero en el deporte, como en todas las cosas de la vida, lo que comienza también termina.
El Madrid había contratado a David Alaba, tenía a Nacho y Militao, y pensaba que era el momento de darle galones al brasileño, que podía hacer la misma función que el sevillano, cuya edad llegaba ya a esos momentos en los cuales todos comienzan a dudar, además de venir de serios problemas físicos durante la anterior temporada. Florentino Pérez lo analizó todo y se aprovechó de la posición de fuerza de Ramos para terminar el vínculo.
El capitán se fue al PSG. Allí le ofrecieron los dos años de contrato que le negó el Real Madrid. Allí ganó trofeos menores, pero, como todo el equipo parisino, fracaso estrepitosamente en la UEFA Champions League, a pesar de jugar al lado de Kylian Mbappé, Lionel Messi y Neymar Junior, entre muchos otros de los considerados mejores jugadores del mundo. Par de eliminaciones en Champions y a casa.
Con Ramos se fue Zinedine Zidane, y el Madrid contrató a Carlo Ancelotti como sus sustituto. Parecía que iba a ser un año de transición, de esos en los cuales se prepara el futuro en espera de una gran estrella que encabece un nuevo proyecto, pero no fue así. Los blancos ganaron La Liga y también la Champions, tal vez la más espectacular de todas las Champions, más que aquella de Lisboa con gol de Ramos incluido.
Con Benzema como gran estrella, con Vinicius, Rodrigo, Eduardo Camavinga y Fede Valverde como capitalizadores de la nueva hornada, y Toni Kroos, Luka Modric y Thibaut Courtois como soportes, el Real le dio la vuelta a todas las eliminatorias y se plantó en la final del Stade France para vencer por 1-0 al Liverpool. La Orejona la levantó Marcelo y Sergio Ramos se tuvo que conformar con ver los toros desde la barrera.
UN MADRID LÍDER VERSUS UN SEVILLA CERCA DEL DESCENSO
Al partido de este sábado en el Ramón Sánchez Pizjuán, ambos equipos llegan en una situación diferente. Los blancos son líderes, con 24 puntos tras nueve fechas, fruto de ocho triunfos y un solo fracaso y con el arco mejor defendido del torneo: solo seis goles permitidos, tres de ellos en la derrota por 1-3 ante el Atlético de Madrid como visitante.
El Sevilla aparece apenas a dos puntos por encima de descenso, con entrenador nuevo, el uruguayo Diego Alonso, después de haber prescindido antes de la fecha FIFA a José Luis Mendilibar, quien llevó al equipo al título en la pasada edición de la UEFA Europa League, en una temporada en la que también estuvieron en el banquillo Julen Lopetegui y el argentino Jorge Sampaoli.
Ramos, incluso, se incorporó al vestuario en los últimos días, luego de constantes negativas de la junta directiva a aceptarlo de vuelta, sobre todo por todo lo que generó su salida en 2005, cuando el Real Madrid pagó su clausula de rescisión y se lo llevó, siendo apenas un mozalbete que amenazaba con convertirse en unas de las grandes sensaciones del fútbol español, lo cual terminó consiguiendo, tanto a nivel de clubes como en la selección.
Esta vez, ambos necesitan ganar. El Sevilla necesita distanciarse de esos puestos de abajo, que siempre generan tensión entre aficionados, medios y jugadores. Una victoria sería importante para el nuevo entrenador, porque debutaría con buen pie y le otorgaría la confianza necesaria para los próximos partidos, pero no será el único que vería con buenos ojos sumar de a tres puntos.
El Madrid también necesita ganar. Ganar es la única forma que tiene de asegurarse el liderazgo absoluto una semana más, sin correr el riesgo de que el Girona lo supere o que el Barcelona lo alcance. Aunque a Ancelotti le preocupa menos el Girona que el once blaugrana, al cual enfrentará la próxima semana en el Estadio Olímpico de Montjuic, sede provisional de los de Xavi Hernández hasta que no esté listo el nuevo Camp Nou.
