El Real Madrid no cree en los gurúes: Campeón de Europa

El Real Madrid ganó su décimocuarto título de Liga de Campeones, contra todos los pronósticos, echando por tierra cada uno de los vaticinios y, sobre todo, pasando sobre los criterios de cada uno de los gurúes que lo dieron por muerto infinidad de veces.

Al Madrid le tocó el Benfica en aquel sorteo malogrado de los octavos de final de la competición continental, pero, a los pocos minutos, un error a la hora de seleccionar rivales, obligó a darle para atrás a todo y a los de la capital española les tocó el PSG francés.

No importaba que el equipo que dirige Carlo Ancelotti hubiera llegado hasta allí como primero de grupo, porque los agoreros hicieron el primer vaticinio: hasta ahí llegó el Real Madrid, decían unos. Y otros aseguraban: Mbappé se los va a comer. O Messi hará un par de goles en el Santiago Bernabéu, como siempre.

Pero no. El once blanco sufrió en la ida, aunque perdió por 1-0 con un gol en tiempo de descuento. Y también en la vuelta en casa, pero cuando iba 0-1 y 0-2 en el global, tres goles de Karim Benzema sirvieron para darle la vuelta a la eliminatoria y a cuartos de final.

Alguno de esos líderes espirituales, siempre contra el Madrid, dijeron que la suerte se había aliado, como ocurre siempre, pero que ya venía el Chelsea, último campeón de Europa, para ponerlos en su lugar.

Y en Stamford Bridge jugaron los de Ancelotti un partido brutal. Ganaron por 3-1 y algunos admitieron que aquel equipo que había ganado 13 veces anteriores en Europa, a veces jugaba bien. Sin embargo, quedaba la vuelta.

En casa sufrió el Madrid. Incluso, como ante el PSG estuvo eliminado por aquel 0-3 que dejaba al Chelsea en semifinales, pero aparecieron los botines mágicos de Luka Modric y Rodrigo Goes para una remontada histórica.

El Chelsea regresó a casa y el Real Madrid continuó su camino en Europa, además de ir delante en una liga que tenía casi en el bolsillo, pero el Barcelona se plantó en el Santiago Bernabéu y le metió cuatro goles.

Aquel 0-4 despertó a los pitonisos. Tras esta derrota el Madrid no se levanta más. Ni Liga ni Champions. Porque en Champions, decían, llega el Manchester City y Pep Guardiola. Y para los gurúes, el otrora técnico del Barcelona es algo así como el Mesías del fútbol. Hasta ahí llegarían Ancelotti y compañía.

Y eso pareció después del 4-3 en el Emirates Stadium. Y también en el Bernabéu, cuando el Madrid perdía por 0-1 en el minuto 89 del partido de vuelta y con la necesidad de hacer dos goles. Pero los hizo. Rodrigo Goes marcó dos veces y forzó una prórroga espectacular, que sentenció a Benzema desde el punto de penal ya lo Panenka.

Finalista de la era del Real Madrid. Ya había ganado la Liga con una friolera de puntos de ventaja sobre el resto, incluyendo el equipo de la mayoría de los más rancios y serios estudiosos del fútbol.

Alguno decía que el Barcelona se había descolgado muy temprano en la Liga y por eso no le compitió hasta el final a Vinicius y Modric. Todo había sido cuestión de suerte, de adversidades del contrario, de esas carambolas que a veces ocurren en el deporte y que permiten que un rival inferior se proclame campeón.

Son esos golpes del destino que a veces ayudan. Y para colmo, llegaba el Liverpool, un gran equipo, con una delantera temible, los mejores centrales del mundo, el portero de mejores resultados y no se sabe cuántas cosas más.

Para colmo de males, Kyllian Mbappé, que lo tenía hecho con el Madrid desde muchos meses atrás, dio marcha atrás y se quedó en el PSG hasta 2025. Los agoreros dijeron entonces que era un golpe demoledor.

Lo que sucedió con Mbappé provocaría que el equipo blanco bajara los brazos para la final, donde el Liverpool le pasaría por arriba. Faltaba una semana.

Y llegó el 28 de mayo en el Stade de France. Saltaron a la cancha Liverpool y Madrid, con sus formaciones de gala, con sus equipos de lujo y luego de un primer tiempo 0-0, un gol de Vinicius en el segundo sentencio el partido y la Champions.

El Madrid ganó en toda la línea, porque en el fútbol se gana con goles. Y anotó uno más que el Liverpool en la final. Es verdad lo que dijo Jurgen Klopp, que el portero del Real Madrid fue el héroe, pero Thibaut Courtois es el arquero y para eso lo compraron.

El Liverpool llegó más, tiró más, pero el portero blanco, vestido de verde, se encargó de sacar cada pelota que amenazaba con llegar a las redes.

Mientras, una oportunidad tuvo el Madrid. Se escurrió Federico Valverde por la derecha, tiro un centro que remachó Vinicius en el segundo palo. Y un rato después a festejar otra Copa de Europa más, la 14, el doble de la que tiene el segundo máximo ganador, el Milán AC italiano.

Será la Champions de Vinicius, como Pedja Mijatovic tiene la suya. O como tiene nombre la de Zinedine Zidane o la de Sergio Ramos, pero será otra más para el Real Madrid, una más en una vitrina que cada vez suma más trofeos.

Los agoreros, aquellos que nunca creyeron, estarán halándose los pelos, porque la victoria blanca resonó en todo el mundo, y ratificó que en Europa nadie juega mejor que ellos.

El Real Madrid no pierde una final de Champions desde hace 42 años. La última final la perdió en 1981, precisamente ante el Liverpool.

Ahora, tomó venganza, otra vez, y permitió que un grupo numeroso de jugadores llegara a cinco Champions, muchas más de la que han podido ganar otros equipos en toda su historia.

Ahora el Madrid es rey de Europa y durante un año podrá alardear de su condición y restregarle en la cara a quienes no creyeron su victoria final, sus remontadas heroicas, la importancia de creer y tener fe siempre, a pesar de que algunos no crean, o apuesten en contra. Aunque al final es fútbol, ​​el deporte más lindo del mundo, y si ganas cuando nadie cree, se disfruta más.