El deporte tiene cosas increíbles, y el fútbol no es ajeno. A veces los grandes equipos no se convierten en el entorno ideal para algunos jugadores, que cuando bajan a un elenco más modesto, desarrollan mejor sus habilidades, porque se sienten más protegidos, o porque el resto de los que saltan al terreno colaboran más en las funciones propias del grupo y no los dejan abandonados. Hoy veremos el caso de Eric García.
Josep Guardiola no le vio mucho a Eric García y cuando el Barcelona se interesó por él, le abrió las puertas y lo dejó salir. Pep, que de fútbol sabe mucho, lo tuvo claro, el muchacho tenía buena salida de balón, tocaba bien para su posición de central, pero para ser estrella en el Manchester City hacía falta más cosas, y de lejos se dio cuenta de que no las tenía su joven jugador. Por eso no se resistió a su macha con destino a la capital catalana.
Claro, el Barcelona no pagó nada por García. Solo espero que terminara su contrato con el Manchester City para ir a por él. La directiva del club catalán lo imaginó como la gran estrella que no quería seguir a las órdenes de Guardiola, y le ofreció un buen contrato, de cinco años, hasta el final de la temporada 2025-2026 y le endosó una cláusula de rescición de 400 millones de dólares, porque imaginaron que media Europa iría a por él.
EL JUEGO DE LA SELECCIÓN
Su pertenencia al Manchester City, el deseos del Barcelona de hacerse con sus servicios y cualquiera sabe qué otras cosas más, hicieron que Eric García fuera convocado a la escuadra nacional para disputar la Eurocopa, al mando de Luis Enrique Martínez, a quien aquello de privilegiar a jugadores procedentes del Barcelona o de su cantera, terminó por pasarle la cuenta tras su eliminación en el Mundial de Qatar.
El día que firmó con el Barcelona, Eric García tomó un avión a Madrid y se unión, en la Ciudad del Fútbol de Las Rosas, al equipo que se preparaba para la Euro. Estaba feliz de enfundarse la casaca de la selección y Luis Enrique contento por tener a un culé más a sus órdenes. Y así siguió todo hasta la Copa Mundial de Qatar, cuando el entrenador desoyó las opiniones de todos, se lo volvió a llevar y no contó con él.
Para entonces, invierno de 2022, ya había perdido la titularidad en el Barcelona, se había convertido en objeto de todas las críticas por los marrones en la zaga y Xavi Hernández no contaba con él. Sin embargo, pese a eso, el seleccionador le otorgó toda su confianza y dejó en casa a un grupo de defensores centrales de más jerarquías, entre ellos Iñigo Martínez, Nacho Fernández, mejores para el cento de la defensa que el Kaiser, como a alguno le dio por llamarle.
Lo cierto, en la Copa Mundial no jugó. Luis Enrique tuvo que sacar de posición a su mejor centrocampista, Rodri, y meterlo como defensor central junto a Aymeri Laporte. Como se dice en el argot del deporte: el Kaiser fue a Qatar a comerse la comida. Al regreso tampoco jugó con el Barcelona, que ya tenía a Ronald Araújo, Jules Koundé y Andreas Cristensen. Solo tuvo alguna salida para jugar unos minutos. Nadie confiaba en él.
El hombre que había llegado al Barcelona con el cartel de gran central, el mismo que encaró a Vinicius y le dijo que nunca sería Balón de oro, salió por la puerta de atrás, tras un año casi en blanco y sin que el nuevo seleccionador nacional, Luis de la Fuente, lo volviera a tener en cuenta. Parecía que la hora de su adiós al fútbol estaba cerca y que todo no había sido más que un globo que Guardiola le lanzó al Barcelona para que le explotara en la cara.
Y LLEGÓ EL GIRONA
En defensa de Eric García hay que decir que es muy difícil defender en un equipo que se va completo al ataque y que luego no regresan en bloque a apagar el fuego, cuando el contrario se acerca al área. Es ahí cuando el zaguero tiene que lucirse, a veces en un mano a mano con futbolistas más talentosos, como suelen ser los delanteros rivales. Para salir con éxito de esos embrollos hay que tener clase y carácter.
Esas tareas en un equipo que trabaja mejor el bloque, que defiende más unido, y que no tiene estrellas de esas que solo se preocupan por marcar goles y no por evitarlos, es mucho más fácil. Y Míchel, el entrenador del Girona, pensó que tal vez el desahuciado Eric García, que no había perdido su clase para sacar el balón y que entre los centrales podía decirse que tenía buen pie, podría serle útil y no se lo pensó dos veces.
García se fue cedido al Girona casi con el cierre del mercado de verano y tuvo que esperar al 18 deseptiembre, en el triunfo ante el Granada por 2-4 para debutar como titular. Y en el partido siguiente, en la victoria por 5-3 ante el Mallorca también vio acción aunque fue sustituido, y desde entonces se convirtió en esencial para la zaga del equipo, que luego de 16 fechas marcha primero de la Liga Española, dos puntos por delante del Real Madrid, y a siete del Barcelona.
Incluso, en la fecha 7, en la victoria por 1-2 ante el Villarreal en La Cerámica, marcó el gol decisivo en el minuto 61. cuando el partido iba 1-1. En la novena jornada le tocó sufrir a Vinicius Junior, incluso se llevó una tarjeta amarilla y vio cómo su equipo caía en casa por 0-3 ante el Real Madrid, pero desde entonces nunca más cayó el Girona, hasta la jornada 16, y García se ha aclimatado muy bien al centro de la zaga.
Desde entonces solo dejó de ser titular en el partido ante el Celta de Vigo, en el cual no entró ni en la convocatoria, y lo mismo ha jugador como central por la derecha en línea de cuatro, que tirado más a la banda cuando la línea zaguera la han conformado solo tres defensores. Con estas actuaciones, el jugador que llegó apresurado a la selección y que nadie confió en él, está demostrando que puede hacerlo bien, incluso para volver a la escuadra nacional.
