Gareth Bale se fue del Real Madrid por la puerta de atrás. Sus últimas tres temporadas sobraron y como los fanáticos y los medios tienen memoria corta, lo despidieron con frialdad, como si hubiera sido un pesado fardo siempre, alguien que cobraba un salario altísimo sin aportar nada a la causa. Pero en realidad no fue así. El galés está en la historia del equipo blanco, y eso nadie lo puede borrar.
Cierto que en sus últimos años en el Santiago Bernabeu pasaba más tiempo lesionado que disponible, que se le notaba apático, sin engranar con el grupo, más pendiente de sus habituales partidos de golf o de sus escapadas con la selección galesa que de lo que ocurría en el club que le pagaba un salario de galáctico. Incluso, alguna vez puso a Gales y al golf por delante del Real Madrid en una publicación en redes.
Tampoco puso nunca caras largas cuando los entrenadores de turno lo mandaron a la grada, aunque la afición le reprochó abandonar el estadio antes de que terminaran los partidos cuando él no estaba convocado. Creían los fanáticos que debía permanecer allí hasta el último momento, hasta que se decidiera la suerte del choque, que no siempre tuvo la suerte de ganar el Madrid.
Cuando entras en el vestuario del Real Madrid, simplemente te sientes un ganador. Ganar es la mentalidad de ese club
SIEMPRE HABLA BIEN DEL MADRID
Bale dejó el equipo blanco en el verano de 2022. Quería ir a un equipo en el que pudiera jugar con la intención de llegar en forma a la Copa Mundial de Qatar 2022, porque sería la segunda vez que Gales estaría en esa instancia, y él, como capitán, tendría la función de tirar del carro, como no hizo en sus últimos años a las órdenes de Zinedine Zidane y Carlo Ancelotti.
Incluso, estuvo cedido en el Tottenham en la temporada de 2020-2021, en un esfuerzo del Real Madrid con la intención de que jugara y se revalorizara, pero no funcionó. Y al final se marchó a Los Ángeles FC de la Major League Soccer de Estados Unidos. La directiva blanca emitió un comunicado y ambas partes se fueron en paz. Pero algunos pensamos que mereció más, una despedida por todo lo alto.
Sin embargo, una vez fuera del fútbol, el galés, siempre que ha tenido la posibilidad, se ha expresado muy bien de su antiguo equipo, y lo ha hecho hasta con cariño, pero sin olvidar la presión con la cual se viven los resultados en la llamada Casa Blanca. Si pierdes allí era como si el mundo se acabara de pronto, como si no hubiera opciones de revertir nada, comentó hace un par de semanas.
También recordó que cuando llegó al vestuario del Real Madrid, con apenas 24 años de edad, se dio cuenta de que había llegado a un club ganador, un lugar donde había presión, donde caer significaba irse a casa deprimido y muchas veces crucificado por la afición y los medios. Aunque admitió que siempre se sintió rodeado de grandísimos jugadores, al lado de los cuales todo parecía más fácil.
Fue un buen compañero y siempre tuvimos una buena relación. Estuvo bien, aunque tenía sus momentos. Por ejemplo, si ganábamos 5-0 y él no marcaba, entraba al vestuario y lanzaba las botas como si estuviera enfadado. Es como si ganas la Ryder Cup y te enfadas porque no has hecho un punto
Incluso, Bale tuvo palabras dulces recientemente para Cristiano Ronaldo, el más grande de los goleadores que pasaron por el Madrid, un ganador nato, con una mentalidad increíble, según el galés, quien comentó que el portugués no salía bien del campo aunque el equipo hubiera marcado cinco goles, si él no hacía ninguno. Y recuerda que llegaba al vestuario y tiraba las botas.
UNA DE LAS GRANDES LEYENDAS DEL REAL MADRID
Gareth Bale debutó como profesional en el Southampton, en la campaña 2006-2007 y en 40 salidas a la cancha anotó cinco goles. Por entonces actuaba como lateral izquierdo que tenía gol y que demoró poco en colocarse más adelante en los sistemas. Al terminar esa campaña lo compró el Tottenham, donde jugó hasta 2013. Vio acción en 146 partidos y anotó 42 goles.
En la última temporada fue seleccionado mejor jugador de la Premier y Florentino Pérez fue a por él. El presidente blanco pagó casi 100 millones de euros al equipo londinense y se lo llevó a casa. Eran tiempos de hegemonía blaugrana en Europa y en la Liga, pero Bale y sus nuevos compañeros terminaron por quebrarla, sobre todo en la UEFA Champions League, donde ganaron hasta en cinco ocasiones.
El Real Madrid ganó la Décima en Lisboa al Atlético de Madrid, con Bale en el campo. Luego del empate de Sergio Ramos con aquel cabezazo que nadie olvida, el galés anotó el 2-1, de cabeza, con el que bastaba para ganar, a pesar de que luego llegaron otras dos dianas. Luego, en Kiev, ante el Liverpool hizo un espectacular gol de chilena y firmó otro con un disparo lejano que quebró al arquero Loris Karius.
Sin embargo, tal vez el gol más recordado de Bale fue el de la final de la Copa del Rey de la temporada 2013-2014, cuando agarró una pelota en campo propio, la lanzó hacia adelante y a pesar de la presión de Marc Bartra y de todo lo que hizo para impedirle llegar al balón, lo dejó atrás, y se plantó solo ante el arquero Pinto, a quien venció por debajo de las piernas para el 1-0 definitivo.
Recuerdo hablar con jugadores del Liverpool antes de la primera final de Champions en la que nos enfrentamos. A ellos les costaba dormir, estaban nerviosos... Nosotros teníamos otra mentalidad. Sólo esperábamos ganar, y más en una final, a pesar de que ellos llegaban jugando mejor que nosotros
Ese día Cristiano Ronaldo estaba en la grada. Y ese día el galés actuó como gran figura, que fue lo que le pidió Florentino Pérez el día que CR7 quiso irse del Madrid. Pero entonces Gareth no estaba por la labor e inició un declive doloroso para el club y la afición. Ahora unos meses después, cada vez que tiene la oportunidad, habla bien de su exequipo, y los que siguen al equipo español creen que es una buena forma de reconciliarse.
