En La Liga Americana las fuerzas están más repartidas. Hay varios equipos con opciones de ganar sus respectivas divisiones, pero en la Nacional hay dos novenas que lucen muy superiores al resto y solo salvo milagro no estarán en los play off. Y no hablo de llegar ala Serie de Campeonato o ir a la Serie Mundial, porque ya sabemos que la postemporada puede jugarle una mala pasada a cualquiera y dejarlo fuera del sueño de pelear por el trofeo del Comisionado.
En la División Central, por ejemplo, cualquiera de los cinco equipos puede aspirar a ganar. Si tomamos en cuenta el año anterior, podemos pensar que los Cerveceros de Milwaukee son los favoritos, pero no tiene por qué ser siempre así, porque ahí están también los Cachorros de Chicago, que no dejaron escapar a Cody Bellinger, como una señal de que van a dar la batalla por estar en la postemporada, e intentarán hacerlo con comodidad, algo que solo se consigue ganando la llave.
Tampoco se pueden descartar los Cardenales de San Luis. Nunca se pueden descartar a los segundos máximos ganadores en la historia de las Grandes Ligas, y un equipo que cuenta con dos de los bateadores más recios de la última década, como Paul Goldschmidt y Nolan Arenado, por ejemplo. Y tampoco a los Piratas de Pittsburgh, que agregaron al cubano Aroldis Champan y no precisamente para cerrar los partidos, sino para preparar el camino al que le toque hacerlo.
ATLANTA, EL AMPLIO FAVORITO EN EL ESTE
En el Este de la Liga Nacional puede haber tanto poderío escondido como en similar región de la Americana. Allí podemos encontrar a los Nacionales de Washington, que ganaron una Serie Mundial no hace mucho, o unos Phillies de Philadelphia que el año anterior estuvieron a punto de dar la sorpresa y colarse en la batalla por el título, algo que habían hecho el año antes, cuando cayeron ante los Astros de Houston.
También aparecen los Mets de Nueva York, una franquicia que ha gastado más dinero que todos los demás equipos de la División para tener un equipo ganador, y que no llega a un clásico de otoño desde que en 2015 cayeron en cinco juegos ante los Reales de Kansas City. Pero con los Mets nunca se sabe, porque el año anterior también salieron con el cartel de grandes favoritos y al final terminaron cuartos, incluso por detrás de los sorprendentes Marlins.
Con la lección aprendida, los Mets pueden ser el rival más difícil para los Bravos de Atlanta, aunque necesitarían que su cuerpo de pitcheo esté a la altura, sobre todo un Luis Severino que en los últimos años apenas ha podido sacar la cara. Aunque, eso sí, los de Atlanta parecen una mole invencible y solo necesitan tener salud sus estrellas para avanzar en busca de las 100 victorias y la postemporada, otro año más.
Ahora mismo, los Bravos tienen al mejor pelotero de las Grandes Ligas en Ronald Acuña, con el perdón de Shohei Ohtani, Mookie Betts o Freddy Freeman, incluso de Juan Soto y Aaron Judge. El venezolano Acuña se convirtió el año pasado en el quinto miembro del grupo 40-40, al pegar más de 40 cuadrangulares y robarse más de 40 bases, y que nadie dude que en cualquier momento pueda abrir el de 50-50. Y si no, tiempo al tiempo, y no creo que haya que esperar mucho para verlo.
Atlanta tiene un tremendo cuerpo de pitcheo, pero su fortaleza está en el ataque. Con Acuña, el curazoleño Ozzie Albies, Austin Riley, el fenomenal primera base Matt Olson, que viene de un año 2024 tremendo, y el dominicano Marcell Ozuna, además de contar con uno de los mejores receptores de las Grandes Ligas en Travis D’Arnaud. Atlanta, si no ocurren milagros, volverá a dominar el Este de la Liga Nacional, pero hay cosas que solo decide el terreno.
LOS DODGERS, CON LAS DUDAS EN EL PITCHEO Y OTHANI
Alguno me dirá que es una locura pensar que solos los Dodgers tienen opciones de ganar la División del Oeste, si en la misma llave están los Diamondbacks de Arizona, que jugaron la última Serie Mundial ante los Rangers de Texas. Pero Arizona es más o menos el mismo equipo, y los de Chavez Ravine, a pesar de que ya tenían una novena tremenda, capaz de ganar 100 juegos en la temporada de 2023, reforzaron aún más su plantilla.
Dave Roberts y Mookie Betts se convencieron mutuamente y el exjardinero derecho y segunda base será el defensor del campo corto. Ningún equipo tiene un bateador en esa posición como Betts y ya me dirán que Philadelphia, Texas o el que quieran. NO hay otro campo corto que batee más que el de los Dodgers, quien, por demás, ha arrancado la temporada de 2024 a tope, desde su primer turno en la alineación, con el japonés Shohei Ohtani detrás.
Si a estos dos le agregamos a Freeman, al receptor Will Smith, al antesalista Max muncy y al recién adquirido jardinero Teoscar Hernández, es fácil imaginar que el equipo de Los Ángeles es candidato a todo, hasta repetir como campeón de la Serie Mundial. Los problemas estarán en el pitcheo, porque no tendrán a Ohtani durante todo el año, y a otras principales figuras del staff durante mucho, tiempo, entre ellos Clayton Kershaw, a quien no se le espera hasta después del 1 de agosto, por ejemplo.
Tampoco tendrán a Tony Gonsolin, también en la lista de 60 días, y por menos tiempo, en dependencia de sus respetivas lesiones, a Walker Buehler y Brusdar Greterol, todos ellos muy importantes en la supuesta rotación que tendrían los Dodgers. Aunque aún así siguen siendo grandes favoritos para imponerse, a pesar de los Diamondbacks, de los Padres de San Diego, que dejaron ir a su gran estrella, Juan Soto, camino a los Yankees de Nueva York.
Si acá hay un rival duro, para mí serán los Gigantes de San Francisco, que tomaron refuerzos importantes como el jardinero de origen cubano Jorge Soler, con experiencia de una década en las Grandes Ligas y al último ganador del premio Cy Young de la Liga Nacional, Blake Snell. El año anterior fueron cuartos, pero en 2024 pueden dar la sorpresa. Y esas cosas, las sorpresivas, suelen ser muy habituales en el mundo del béisbol, y en las Grandes Ligas saben de eso.
