Rafa Nadal compareció ante los medios para decir muchas cosas, aclarar su futuro, ponerle fecha tope a su carrera, y adelantar que el físico no le permitirá estar en la edición de 2023 de su torneo fetiche, el Abierto de Francia en Roland Garros. Dicho así parece fácil y sencillo, pero solo el jugador y su entorno saben cuánto le costó al exnúmero uno del mundo tomar esa decisión.
Hace poco más de una semana, antes de arrancar el Master 1000 de Roma, se filtraron -deliberadamente o no, no es el momento de especular con eso- unas imágenes en las que se veía al tenista español adolorido, con la cabeza hacia abajo y medio encorvado, como diciendo que no podía más con el físico. Después se supo que no iría al torneo italiano, y que no solo sería uno más en la larga lista de ausencias de este año.
El 14 veces ganador de Roland Garros no juega desde el Abierto de Australia, cuando cayó eliminado por el estadounidense Mackenzie MacDonald por 6-4, 6-4 y 6-5. Era el 18 de enero de 2023, y desde entonces no ha regresado a las pistas, a no ser para los duros y habituales entrenamientos a los que somete a su cuerpo. Antes en Melbourne Park, ya había dado síntomas de problemas físicos, pese a ganar por 7-5 2-6, 6-4 y 6-1 al británico Jack Draper.
BAJA PARA EL ROLAND GARROS
Siempre hubo alguna esperanza sobre una hipotética participación de Nadal en el Abierto de Francia. Pese a declinar su participación en todas las lides anteriores sobre tierra batida, a los fanáticos, incluso a algunos jugadores, les quedaba la ilusión de que se recuperara a última hora y pudiera lidiar. Y que una vez en las pistas de arcilla de París, tuviera opciones de pelear por su decimoquinta Copa de los Mosqueteros.
Novak Djokovic, su más acérrimo rival, lo dejó entrever unos días atrás, pero otro de los que llegará a la llamada Ciudad Luz como muchas opciones, su compatriota Carlos Alcaraz, mantuvo siempre la ilusión de contar en la competición con el mejor deportista español de todos los tiempos, y uno de los tres mejores jugadores de la historia del llamado deporte blanco.
Nadal es como un toro de lidia. Una vez que sale a la pista, le cuesta darse por vencido, no entregar todo en cada punto, no pelear hasta el final. Pero es también un hombre muy inteligente, una persona que se conoce a la perfección y sabe cuándo es el momento de decir no a algo, incluso de declinar asistir a una competición o no, aunque sea su preferido, la que lo ha situado en la élite mundial.
Es imposible participar, dijo el jugador, quien recordó que hacía muchos años que no faltaba, y aclaró que no es una decisión personal, sino de su cuerpo, que le impedirá también lidiar durante todo el resto del año. Y admitió que en las últimas temporadas, sobre todo después de la pandemia se ha sentido mal físicamente, lo cual le ha impedido estar a tope, a pesar de que algunas victorias importantes enmascaran la situación.
No estoy preparado para competir al nivel que necesito, dijo y advirtió que pondrá un paréntesis en su carrera, que no sabe cuándo volverá a abrirse, si para final de año con la Copa Davis, o a principios del años próximo. Y, eso sí, dejó claro que 2024 puede ser el último año de su carrera, que espera disfrutar, y darse la oportunidad de estar bien para dejar el deporte desde la cancha.
EL LEGADO DE NADAL
Rafa Nadal lo dijo: no deja el tenis en activo por el momento. Solo hace un paréntesis, se toma un tiempo, que dedicará a prepararse para volver en condiciones de jugar en igualdad de condiciones con los otros miembros del circuito profesional, pero adelantó que 2024 puede ser el definitivo en su carrera, el año del adiós, y vale la pena pensar en el legado que dejará.
En primera instancia, por mucho tiempo se le recordará como un competidor tremendo, un tipo incapaz de darse por vencido nunca. Para él, la derrota llega solo después de que el rival gane el punto de partido. Mientras, siempre hay esperanzas, opciones, posibilidades, y eso lo demostró desde su debut hasta la última vez. Y entonces viene a la memoria el partido de cuartos de final en 2023 ante el estadounidense Taylor Fritz.
Desde el mismo set inicial el español arrastró problemas físicos. Una lesión abdominal apenas le permitía moverse sobre la cancha y aún así ganó el segundo set en tie break, tras perder el primero con facilidad. Volvió a entregar cómodo el tercero y se negó a abandonar la cancha, mientras su padre, visiblemente molesto, le hacía gesto desde la grada para que abandonara.
El multicampeón se negó. Ganó en tie break el cuarto y forzó un quinto que también ganó. Luego anunció que no estaría en semis ante el australiano Nick Kyrgios, pero ese día ante Fritz dio una clase de compromiso y amor al tenis, y a la afición que había pagado un boleto para verlo, y que lo despidió con un aplauso monumental, cual si hubiera ganado el torneo aquella noche.
No vamos a mencionar títulos, trofeos, millones, semanas al frente del ranking, esas cosas de las cuales se habla siempre cuando a un campeón nos referimos. Hoy toca pensar en otras cosas, sobre todo en que volverá y los que amamos al tenis y seguimos a Nadal, tendremos tiempo aún de disfrutarlo un poco más, aunque solo sean unas apariciones fugaces en 2024.
