Faiza Lamari fue una jugadora francesa de balonmano, de padres argelinos, con éxito regular en su carrera. Pero cuando decidió colgar su indumentaria como balonmanista y vio que sus hijos Kylian y Ethan Mbappé, tenían futuro en el fútbol, se entregó por entero a las funciones de representarlos, para lo cual aprovechó muy bien sus estudios de leyes. La carrera de ambos quedó en sus manos y comenzaron a llover los millones.
Lamari, casada con Wilfried Mbappé, sacó provecho en cada oportunidad del talento de su hijo mayor, para muchos el mayor talento del fútbol de los últimos años y el hombre llamado a dominar el más universal durante la presente década, a pesar de que hasta ahora no ha ganado aún su primer Balón de Oro, su gran sueño por realizar, junto con la UEFA Champions League.
Cuando Kylian jugaba para el AS Mónaco, Lamari negoció su traspaso al Paris Saint-Germain. El chico quería jugar en el Real Madrid y el club español puso sobre la mesa los mismos 180 millones que el once parisino, pero Lamari condicionó la operación a la titularidad de su hijo, el Madrid no se comprometió, y el chico hizo sus maletas y se fue a Paris, a unos kilómetros de Bondi, donde nació.
SOÑAR EN BLANCO Y EL PAPEL DE LAMARI
Kylian, que ya había sido campeón mundial con Francia en la lid celebrada en Rusia en 2018, siguió soñando con jugar en el Santiago Bernabeu. No iba a ir allí gratis. Era el club de sus amores, de sus ídolos -Zinedine Zidane y Cristiano Ronaldo-, el lugar donde se entrenó de niño, pero había que pagar bien por vestirlo de blanco y Florentino Pérez esperó la oportunidad.
En el mercado de verano de 2021, justo cuando le faltaban unos meses para quedar libre y negociar con quien quisiera, el Real Madrid hizo dos ofertas por Mbappé. La segunda de ellas llegó hasta los 200 millones de dólares, pero la directiva del PSG ni se tomó el trabajo de responder. Apostó por convencer a su estrella antes de que finalizara la temporada y conseguir una renovación.
Llegó enero de 2022 y todo parecía hecho. Medios de todo el mundo daban por seguro de que para la temporada 2022-2023 el ahora capitán de Francia vestiría al fin de blanco, con la carta de libertad en la mano y una prima de fichaje espectacular, pero los millones de Qatar pesaron más. Unos días antes de terminar la temporada, justo antes de jugarse la final de la Champions, el PSG y Mbappé acordaron una extensión de contrato.
Nadie sabe a ciencias ciertas cuánto le sacó Lamari al PSG. Algunos medios cercanos al club hablan de un salario cercano a los 60 millones de euros libres de impuestos al año, una prima de fichaje sobre los 100 y otra de fidelidad por unos 90 millones de euros más. Mucho dinero para un contrato de dos años, más uno opcional, al que el jugador renunció apenas unos días después de estampar su firma en el pacto.
Al terminar la primera temporada de su acuerdo de dos años, más otro opcional con el PSG, Mbappé envió una carta al club para recordarle que no haría efectiva la cláusula del tercer año, razón por la cual se iría libre en el verano de 2024, en tanto dijo, en una rueda de prensa, que estaba decidido a terminar su segundo y último año en el club. Otra vez la madre tenía la sartén por el mango y el mango también.
EL PSG SE DESESPERA, EL MADRID AGUARDA
La determinación del clan Mbappé puso contra las cuerdas al PSG. El jugador no seguiría más allá del verano de 2024, cobraría su salario íntegro, el más alto del mundo en ligas normales, excluyendo por supuesto a la Saudita, y se llevaría la prima de fidelidad acordada. Y si el club, para no dejarlo ir gratis, lo ponía en el mercado, su venta estaría condicionada por todo eso que le deben y que, de cualquier manera, el futbolista va a cobrar.
Lamari lleva las negociaciones personalmente. Quiere que su hijo salga y juegue donde soñó siempre, con un salario enorme comparado con el resto de la plantilla del Real Madrid, pero presiona al PSG para que cumpla todas las condicionantes y mantiene en ascuas a Qatar a Nasser Al-Khelaifi, el presidente de la institución y a todo el que tiene que ver con el entorno.
El Madrid no dice nada. Aguarda, como ha hecho siempre, sin ofrecer nada por el momento, pero su directiva sabe que en cualquier momento recibirá una llamada de Lamari, quien le dirá la cantidad de plata que tendrá que ofrecer al once parisino para llevarse a su hijo. La suma, a pesar de todo, puede ser alta, lo cual pudiera extender por semanas el culebrón sobre el futuro del jugador.
Hay gente de fútbol convencida de que el atacante jugará el año que viene en Madrid, pero otros creen que el jugador terminará su contrato, recibirá su prima de fidelidad y luego, con prima de fichaje de por medio, desembarcará en el Real Madrid, donde tendrán que lidiar también con Faiza Lamari, su madre e intransigente representante, quien ha hecho de su hijo una de las fuentes más grandes de generación de dinero en el fútbol.
Pese a eso, Florentino Pérez está dispuesto a contratar al que considera el mejor jugador del mundo. Para el presidente del Real Madrid, Mbappé sería la guinda de su proyecto, una perla más al estilo de lo que fueron un día Luis Figo, Zinedine Zidane, Ronaldo Nazario o Cristiano Ronaldo. Como Lamari, el presidente del equipo blanco también tiene la cabeza dura y habrá que ver cuál de los dos se sale con la suya.
