Cristiano Ronaldo cumplirá 39 años en unos días. El próximo 5 de febrero, el capitán de la selección portuguesa llegará a la antesala de los 40, una edad en la cual la mayoría de los futbolistas ya están en casa, dedicados a cualquier cosa menos a ejercitarse cada día para volver al campo y marcar diferencias. Pero eso no va con el portugués, que se aferra a su carrera como si fuera un veinteañero lleno de sueños y cargado de ilusiones.
Hace un año dejó el Manchester United inglés y se fue al Al-Nassr de Arabia Saudita con la intención de estirar su carrera, darle vida y poner los ojos del mundo sobre aquel torneo y también ganar mucho dinero, porque a eso también fue. Los sauditas lo convirtieron en el deportista mejor pagado del mundo, con un salario superior a los 200 millones de dólares al año, más de los que ganan otros, también estelares, en toda su carrera.
Los sauditas no pagan ese dinero por gusto. No es un regalo al otrora goleador del Manchester United, del Real Madrid o de la Juventus de Turín. No, porque ellos saben que la marca CR7 tiene un filón tremendo y lo acaba de demostrar en la pretemporada que su equipo hace en China, donde el luso es poco menos que un dios, alguien a quien la población idolatra, a pesar de que va una y otra vez.
DOS PARTIDOS SUSPENDIDOS POR LESIÓN DE CRISTIANO
Hace unos días, Al-Nassr aterrizó en China para hacer una especie de pretemporada de cara a la reanudación del torneo saudita. El equipo pudo irse a cualquier lugar más cercano, pero la presencia de Cristiano en el llamado Gigante Asiático constituía un filón comercial demasiado grande como para dejarlo pasar. El club y una empresa china amarraron un par de partidos amistosos que dejarían importantes ganancias.
Pero Cristiano se lesionó. Un día antes de que se jugara el primer partido en la meridional ciudad de Sehnzhen, que estaba previsto para mañana ante el Shanghái Shenhua, se conocieron los problemas físicos del astro y los organizadores tomaron la salomónica decisión de suspender ambos encuentros. Todo, nada más y nada menos, porque Cristiano Ronaldo no iba a salir a la cancha, y al parecer esa era una condicionante del acuerdo previo.
Los organizadores emitieron un comunicado, en el que alentaban que el partido del 24 de enero ante el Shanghái Shenhua,, y otro del 28 frente al Zhejiang FC, tuvieran que suspenderse. Dijeron que devolverían el importe de las entradas, que apenas acababan de ponerse a la venta, y prometieron que harían reajustes en el calendario para que Cristiano pudiera jugar finalmente, aunque antes tendría que recuperarse de sus molestias, aunque la gira casi termina.
De acuerdo con el comunicado emitido por Cristiano Ronaldo, no está seguro de que vaya a jugar, porque ofreció disculpas a la afición, a los seguidores, y dijo que lamenta mucho lo ocurrido. Incluso, le lanzó un piropo a todos los chinos al decir que para él era su segunda patria, y lo dice alguien que ha vivido muchos años en el Reino Unido, más en España y también en Italia, donde defendió los colores de clubes importantes.
Ojalá el goleador se recupere de sus molestias y pueda volver al campo, no solo para disputar los dos amistosos en sueño chino, sino para que a la vuelta a la competición esté a tope, porque con Cristiano Ronaldo en plena forma siempre se puede esperar espectáculo, ganas de imponerse, de hacer goles, de disfrutar, Y también porque los problemas físicos dejan en el aire un posible duelo entre el Al-Nassr y el Inter de Miami de Lionel Messi.
MESSI-CRISTIANO, EL ÚLTIMO BAILE
La inoportuna lesión de Cristiano Ronaldo pone en duda un amistoso muy importante, el que jugaría Al Nassr contra el Inter de Miami, el equipo donde juegan Jordi Alba, Sergio Busquets, Luis Suárez y, sobre todo Lionel Messi. Este partido podría ser, muy bien, el último enfrentamiento entre dos colosos del fútbol, los mismos que llevaron a límites inimaginables la rivalidad cuando vestían las casacas del Real Madrid y el Barcelona.
Messi y Cristiano pelearon por todo y su presencia en el campo, en equipos contrarios, en cualquier competición, le dio un aire tremendo al fútbol español y mundial, le hizo ganar seguidores, adeptos, fanáticos, y convirtió al más universal en el deporte de preferencia de miles de millones de personas. Y ahora, cinco años después, pueden volver a verse las caras sobre el césped, tal vez en el último baile.
Con Messi, el Barcelona ganó cuatro veces la UEFA Champions League. También en cuatro ocasiones ganó el real Madrid la referida competición cuando estuvo Cristiano. En las filas de uno y otro, ambos ganaron muchos balones de oro. Más el argentino, pero los cuatro de CR7 en la Casa Blanca no constituyen una cifra nada despreciable, que de hecho salvo ellos dos, nadie pudo igualar o superar.
La rivalidad llegó a límites insospechados, marcada por la perenne hostilidad entre Real Madrid y Barcelona, que ha convertido el partido entre ambos equipos en un clásico de alcance mundial, más seguido que cualquier otro de cualquier liga del mundo. Y con ellos en la cancha se universalizó mucho más todo lo relacionado con un club y otro, hasta límites insospechables en cualquier momento anterior.
Ahora, el 1 de febrero, si la salud de CR7 lo permite, se verán las caras en un partido en el que no habrá nada en juego, en el que quizás sea el mejor momento para que ambos se abracen en la cancha y salgan juntos una vez terminado el choque, porque, a fin de cuentas, cada uno ayudó al otro a superarse, a ser mejor cada vez, incluso a ganar todos esos premios individuales y colectivos que tienen en sus vitrinas particulares.
