El brasileño Vinicius Junior, estrella del Real Madrid español, encabezará un comité especial de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) con la intención de combatir el racismo en el más universal, un fenómeno que ha vivido episodios tristes en los últimos tiempos y en los cuales el hombre que anotó el gol en la final de la Champions de 2022 en el Stade France ha sido protagonista, como víctima, claro.
El delantero ha sufrido el color de tu tez desde que era un crío y debutó como profesional con el Flamengo en 2017, aún sin cumplir los 18 años de edad. Desde entonces, y en su país, fue víctima de mofas y burlas por su color, con la abierta intención de desestabilizarlo porque era muy bueno sobre la cancha, con sorprendentes regates y un físico envidiable, difícil de detener para los rivales.
Cuando llegó a España en 2018, el Real Madrid lo mandó al Castilla para el clásico período de adaptación al que somete el club a los jugadores noveles, y en su estreno, ante el filial del Atlético de Madrid, un rival le mordió en la cabeza. Peor recibimiento no pudo tener el brasileño, quien, sin embargo, ascendió pronto al primer equipo y fue protagonista a las órdenes de Santiago Solari, relevo en el banquillo de Julien Lopetegui.
DE OBJETO DE BURLAS A CAMPAÑA EN CONTRA
Los primeros años de Vinicius en el Real Madrid no fueron buenos. Se le veían dotes de gran jugador, habilidades en el regate, un físico portentoso, pero le faltaba tomar la decisión correcta cuando pasaba de tres cuartos de cancha hacia adelante. Muchas veces, cuando lo ideal era pasar la pelota a un compañero, tiraba a puerta y erraba, o cuando había que enfocar la portería, entonces cedía la pelota.
Encima de eso, salvo con Solari, nunca tuvo el respaldo total del entrenador. A Zidane nunca le llenó el ojo, y solo lo sacaba como revulsivo, y aunque jugaba la casi totalidad de los partidos, la estrella en la posición era el belga Eden Hazard, que no salía de una lesión para entrar en otra. Pero un día, al arrancar la campaña 2021-2022, el brasilero explotó como jugador.
Se convirtió en un vendabal por la parte izquierda, un dolor de cabeza para los zagueros rivales, ayudó al Real Madrid a avanzar en la Champions hacia el título, con goles antológicos y asistencias inolvidables, y, como colofón, marcó el tanto que le dio la decimocuarta UEFA Champions League al Real Madrid. Entonces dejó de ser objeto de memes en los shows de televisión y en los estadios. El patito feo se había convertido en una gran cisne.
La temporada de 2023 la arrancó imparable. Los defensores contrarios se dieron cuenta y fueron a por él desde el mismo inicio de los partidos, sobre todo cuando el Real Madrid jugó fuera de casa. Así pasó en Vallecas, Mallorca, Villareal, Pamplona y Valencia, entre otras plazas. El brasileño se rebeló contra el juego brusco y la permisibilidad arbitral y terminó siempre encarado con la grada y amonestado.
Fue, incluso, el jugador con más tarjetas de La Liga, sin embargo fue el que más faltas recibió de todas las grandes ligas europeas. Y en Mestalla explotó todo. El jugador señaló a la grada, donde alguien le hacía el gesto del mono, se encaró con la afición y luego de un altercado con los rivales se llevó una tarjeta roja. El antimadridismo, muy común en España, quiso crucificarlo, pero el mundo del fútbol lo respaldó.
LA FIFA LO TOMA COMO BANDERA
Fuera de España Viny no tuvo problemas con contrarios, aficiones ni árbitros. Allende las fronteras de La Liga todo transcurrió con normalidad. Si las defensas contrarias lo paraban, bien. Y si no, bien también. AL final se daban las manos y a seguir. A nadie le molestó que bailara con un gol, que encarara, intentara un caño, un sombrero o una lambreta, porque son cosas del fútbol, las armas de un jugador talentoso.
El Real Madrid no se lo pensó dos veces y respaldó a su jugador, y ahora, el espaldarazo definitivo se lo da la FIFA, que lo convierte en líder de un comité especial de la institución contra el racismo, además de imagen de la marca Nike contra el referido flagelo, uno de los que aún azota el deporte, incluso en la culta Europa, con acciones que muchas veces van más allá de los campos de juego, como quedó evidenciado en su caso.
Vinicius y un grupo de jugadores, según la FIFA, propondrán castigos estrictos y duros contra los comportamientos discriminatorios en el más universal, según el presidente de la institución, Gianni Infantino, un de los que se puso del lado del brasileño desde el primer momento. Según el máximo dirigente del fútbol mundial, el racismo no tendrá cabida en el mundo actual.
Entre las propuestas que se manejan, más allá de los protocolos anteriores, está la detención inmediata de los partidos cuando ocurra un insulto racista, sin advertencia previa, dijo Infantino durante una reunión con la selección brasileña y Vinicius, previo a un partido entre esta y la escuadra de Guinea, previsto para Cornellá en la ciudad española de Barcelona.
Las palabras de Infantino cambian, de golpe, los procedimientos habituales, que obligaban a detener los choques en caso de gritos racistas, llamar al delegado del equipo anfitrión y lanzar por megafonía una advertencia, luego otra, y solo en tercera instancia mandar a los jugadores al vestuario y detener las acciones. Ahora todo se hará de manera acelerada, como debió ser desde siempre, porque nadie está obligado a aguantar ofensas de nadie.
Según el presidente de la FIFA, él, en persona, le pidió a Vinicius que liderara a ese grupo de jugadores, con la intención de acabar de una vez por todas con el racismo en los campos de fútbol, como un mal que no se puede tolerar.
